lunes, 27 de junio de 2011

Las 3 pruevas (cap. 6)

Ya estábamos las dos transformadas, y preparadas para la pelea.
                 - Bien pues ya podéis empezar.- Dijo Athan.
Realmente había peleado muchas veces, pero enserió no lo había hecho nunca.
Sian velozmente saltó hacia mi e intentó golpearme en la boca del estomago, la esquivé. Ella freno en seco y repitió el movimiento anterior, esta vez intentando golpear mi cara, volví a esquivarla, en aquel momento, al girar para quedarme frente a ella, vi como su rodilla se dirigía hacia mí, noté el impacto al instante, salí disparada por la potencia del golpe, pero un árbol me frenó. Era fuerte, realmente fuerte, pero tenía que ganarle, si no lo hacía tendría que regresar a casa y con una, la primera de mis misiones fracasada. Caí al suelo, me levanté con un salto y la situé. Corrí hacía ella simulando que la iba a golpear y cuando intentó pararlo salté, pasando sobre ella, antes de caer con un codazo golpee su columna vertebral.

martes, 21 de junio de 2011

Eudoxus (cap 5)

La casa era realmente bonita, era como salida de un cuentos. Tenia dos habitaciones, cada una con una cama, un armarios, un espejo y un gran ventanal cubierto de blancas cortinas. Un comedor muy acogedor daba a la terraza, el comedor tenia una chimenea, un sofá tapizado en piel marrón, y una pequeña mesa tras este. También había un urinario, aunque no iba a ser utilizado, porque ni los Ángeles ni los Dagma tenemos esa necesidad. Una escaleras daban al piso superior, pero una puerta cerrada con llave me cortaba el paso.

El atardecer se hizo eterno.  Athan había desaparecido, la chica me ignoraba y yo estaba sola. Verdaderamente nunca me había gustado estar sola, pero mejor sola que mal acompañada, y estar con Dagmas era estar mal acompañada. Mi corazón se encogía cuando estaba con ellos, porque cuando estaban cerca una imagen se apoderba de mi mente, mi padre perdiendo el corazón, y eso me provocaba rabia, pero también me hacía sentir dolor, y quería llorar,cosa que no se me permitia porqué los Dagma no lloran, ya que  no tienen sentimientos, si lo hacía me descubrirían.

Al caer la noche Athan volvió, con un gran oso muerto sobre la espalda.
              - He traído buena mercancía- Gritó.
La chica apareció al instante, de la nada.
              - ¿Tenéis hambre? Preguntó Athan.
Ella se lanzó a la yugular del oso y empezó a absorber su sangre desesperada, Athan la imitó. Yo no podía, en mi vida solo había comido frutas paradisíacas, me provocaba nauseas solo de pensar beberme la sangre se aquel pobre animal.
Athan alzó la cabeza y pude ver su rostro ensangrentado.
                - Puedes unirte eh, no te vamos a morder.- Sonrió, y siguió a lo suyo.
Debía hacerlo era mi deber, haría cualquier cosa por no decepcionar a mi tío, y acabar con los Dagma. Me acerque lentamente, acerque mi cabeza al cuello del oso para imitarlos, pero la chica levanto la cabeza y me gruño, sus dientes blancos ahora estaban tintados del color de la muerte, y sus ojos eran negros. Decidí que seria mejor morder el lomo, así que saqué mis colmillos y actué, noté los pelos del animal jugando sobre mi lengua, quise vomitar, pero soporté y empecé a tragar la sangre. Pensé que no soportaría mucho, que no podría haber nada peor, pero entonces vi como Athan le arrancaba una pata trasera al oso y se la engullía dejando solo el hueso, la chica le arrancó la otra, yo decidí arrancarle las dos superiores, y les imité´, no sabía como hacerlo, solo mordía fuerte y tragaba, así hasta que no quedó carne.
                -¿ No me lo vais a agradecer?- Sonrió travieso.
Realmente no sabía que le tenía que agradecer.
Ella se acercó y besó sus labios ardiente. Me miró con despreció, pero que se pensaba, que le quería quitar a su hermano, tranquila, se lo podía quedar para ella. Cuanto mas lejos los tuviese mejor.
Athan me miró y como vio que no actuaba se acercó a mi, intentando besar mis labios, realmente  quería besarle, así que no me moví, hasta que recordé que era un Dagma y me dí asco a mi misma. Me aparté le miré con odio y me fui. La chica rió en voz baja.
                - Eh espera.- Me dijo ella.- Es de noche, la luna nos llama, y debemos celebrar que tenemos una nueva compañera.
No sabía a que se refería.
                 - No Sían no debemos llamar la atención.
                 - ¿Por que siempre me arruinas la fiesta?, por favor no armaremos mucho jaleo.- Le miró con cara de no haber roto nunca un plato.
                 - Bueno supongo que no nos ira mal divertirnos de vez en cuando.
                 - Bien.- Dijo eufórica.- Entonces empecemos por la casa, que parece de muñecas.
Salió de la casa y nosotros tras ella. Giró en seco, pude ver como sus ojos reflejaban llamas, y de repente la casa se ahogó en el mas ardiente los infiernos.
Me sobresalté, no estaba acostumbrada al fuego, no me lo podía creer, ¿por que yo?¿por que me tenía que tocar a mí hacerme pasar por Dagma?
                 - ¿Que te pasa, no te gusta el fuego?.- Dijo Sian.
Cada vez la rabia que sentía hacía ella era mayor, desde luego estos casos demuestran que la belleza interior y la exterior no tienen nada que ver.
De repente el cielo se tintó en colores, grandes luces que se extendían, y lo coloreaban todo a su paso. Un pitido me petó el timpano.
                 - Son fuegos artificiales.- Dijo Athan.- Creo que la fiesta se ha acabado casi antes de empezar. Será una fiesta,no podemos salir con tanta gente en las calles, nos podría ver cualquiera.
Sian suspiró, pestañeó y el incendió acabó. La casa había quedado oscurecida, parecía muerta, todo parecía muerto en aquel lugar, todo excepto la Luna, ella brillaba en su totalidad, junto a los colores que esa noche decoraban el cielo, y acariciaba mi corazón que se hayaba herido hacía tantos años.

Entramos, realmente por dentro estaba mejor de lo que esperaba, un poco negra por las cenizas pero estaba bien.
                - Hay solo dos habitaciones.- Dijo Athan dibujando una sonrisa.- Podrías dormir en la habitación de Sian, pero no creo que a ella le parezca bien, así que puedes dormir conmigo.
Sian puso los ojos en blanco y entró a su habitación.
                - No pienso dormir contigo.- Realmente le leía las intenciones.
                - No te queda mas opción, Sian aún no te puede ver, dolo tienes mi cama i si no duermes después no rendirás y deberás abandonar la misión. Tu decides.
Dejé salir un suspiró de resignación, y entré en su cuarto, no estaba quemado, era impresionante. Bien, mejor. Me quité la poca ropa que llevaba ya que era verano, y me quedé en ropa interior. El me imitó, su cuerpo fibrado quedó al descubierto, unos tatuajes extraños lo marcaban y lo hacían muy atractivo.
Su ropa interior era apretada, marcando su gran paquete, nunca había visto un macho con tan poca ropa. El me miró, sus grandes ojos brillaban.Apresurada me tumbé en la cama
y me tapé, el se estiró juntó a mi, acercó su boca a mi oído.
                 - Paree que tengas miedo.-Susurró. Acarició mi cara, mientras la hacía girar, hasta que me quedé frente a él. Acercó su boca lentamente, desprendía un aroma tan cálido. Y me besó, me besó apasionadamente, que estaba haciendo estaba besando a un Dagma, me gustaba, me gustaba, no no me gustaba, era un Dagma. Lo empujé.
                 - Te haces la dura eh. Me encanta.
Se volvió a lanzar sobre mí, besándome el cuello. Noté su miembro erecto, apretado sobre mis piernas. Lo volví a apartar, él agarró mis manos, era mas fuerte de lo que pensaba.
               - Dejame.- Grité. incluso le mordí, pero parecía que le encantaba.
Él, con una mano agarró mis pechos, mientras con la otra iba bajando, hasta colarse y tener contacto directo con mi cuerpo. De repente cayó de la cama.
               - Te ha dicho que la dejes, ¿o es que estas sordo?- Dijo Sian. Cogió mi mano, estiró y me cargó en sus brazos. Yo estaba en chock. Me miró, y pude contemplar sus grandes ojos, que me confundian provocando respeto y tranquilidad a la vez en mi. Me llevó hasta su habitación, y me tumbó en la cama.
               - Esta noche puedes quedarte aquí, total no pensaba dormir. No te preocupes, no te volverá a molestar. Se sentó en la ventana y contempló la luna. Me dormí mirándola.
                                                 
                                                                   X     X     X     X     X


Cuando desperté aún estaba allí, con la mirada perdida. Deseaba que todo hubiera sido un sueño, que Erik me despertara con su bella sonrisa, y perderme en sus dulces ojos, pero realmente no me desagrado que ella aún estuviera cerca mio.
            -Gracias.- Dije. Ella me miró e hizo un gesto de desaprobación con la cabeza.
            - ¿Gracias?... mi hermano no me lo perdonará nunca,  yo le quiero sabes, le quiero y el ahora me odia, y tu lo solucionas todo con un simple gracias...- Podia leer el dolor en su cara. Se levantó  y se fue.
No parecía la misma que la noche anterior. El poco agrado que sentía hacia ella  por ayudarme, me lo habían arrebatado aquellas palabras. ¿Pero que se creía? si, me sentía agradecida hacia ella, pero yo no la obligué a ayudarme. Y encima decia que queríaa su hermano, como podía decir eso, ella ni siquiera sabia lo que significaba la palabra querer.
 Me levanté con desgana y salí al comedor. Athan entró con dos conejos, uno en cada mano, y me lanzó uno.
 Yo le miré, me sonrió.
              - Come, necesitaras fuerzas.
Le mordí el cuello, y me bebí la sangre, era mas dulce que la del oso, pero seguía siendo asquerosa, solo deseaba poder volver a comer fruta, aunque no fuese celestial.
Sian entró y me miró con desprecio. Su hermano siguió comiendo, sin ni siquiera dar señal de que sabia que ella estaba dentro. No le dio nada para comer. Que gran hermano! pensé. Dejé de tragar, y le tiré el conejo a Sian, ella lo cogió desprevenida, me miró dudosa. Athan levantó la mirada repentinamente.
            - No le tienes por que dar nada, no se lo merece.
            - Y tu no me tienes por que decir lo que debo y no debo hacer.
Athan siguió comiendo sin dar importancia a mis palabras, ella sin decir nada también comió.

Cuando Athan hubo acabado de  comer, salió de la casita, y con la mirada me indicó que fuese con él. Al principio dude, pero supuse que no había mas opción si no hacia lo que el decía, quedaría excluida de la misión. Salí. El estaba a unos metros de la casa, apoyado en uno de los arboles del bosque que la rodeaba.. Me acerqué.
           - Es el momento de las pruebas.- Lo miré extrañada.- No te creerías que solo con venir aquí ya tenias el derecho a ser una de los nuestros. Primero debemos saber si eres adecuada físicamente, y posteriormente miraremos si podemos confiar en ti. Sían.- Gritó con un golpe seco de voz.
Ella apareció tras de mí.
           - Ella sera tu adversario. La primera prueba sera una batalla cuerpo a cuerpo, la segunda una batalla de espadas para saber como manejas las armas , y la tercera una carrera para saber di eres veloz i ágil. ¿ Estas de acuerdo?
          - Si.- Dije segura de mi misma. La única prueba que me daba un poco de miedo era la segunda, ya que no dominaba demasiado bien la espada.
           - La lucha durara hasta 5 minutos, tiempo humano, o hasta que una de las dos se rinda. Ya os podéis transformar.
Sian saltó bien alto, dando una voltereta, y mientras giraba le salieron unas grandes y majestuosas alas negras, en la parte posterior de las lumbares le aparecieron dos finas y largas colas acabadas en punta de flecha. Sus ropas se rompieron, y su cuerpo quedó cubierto por una fina tela blanca infinitamente  rajada atravesando su espalda y una especie de sujetador tejido en escamas que tapaba sus senos. Muchos de los extraños tatuajes que decoraban su cuerpo quedaron al descubierto. Su ojos se volvieron de color carmesí, sus colmillos crecieron, y sus uñas ennegrecieron alargándose, de su cabeza surgieron dos pequeños cuernos rojos. Era imponente y a la vez muy sexy.
Metí la mano en el bolsillo, abrí el saquito que me había dado el tío Agamenón, cogí una pizca de los polvos de transformación y me los metí en la boca, instantáneamente noté como mi cuerpo cambiaba. me estaba convirtiendo en lo que mas odiaba, nunca, nunca hubiese imaginado que algún día tendria que hacer esto. Como debía ser yo con cuerpo de Dagma, probablemente muy diferente a como era cuando era un ángel. Todo en mi era dulce cuando era ángel, mi ondulada cabellera color miel siempre brillaba. Mis ojos, cual una batalla entre distintos tonos de azul, expresaban seguridad y valor, una bonita nariz y unos labios suaves y carnosos completaban mi rostro. Mi cuerpo era bello, toda yo era bella, y brillaba con el brillo de los ángeles. Mis movimientos, majestuosos, como era normal ya que provenía de sangre real, provocaban en los demás admiración y respeto hacia mi, yo era muy joven y nunca había valorado esto hasta ahora, que nadie me admiraba, nadie me cuidaba, ahora que solo me tenía a mí misma para quererme.

           

jueves, 28 de abril de 2011

Metamorfosi (cap 4)

Cuando mi tío me concedió la forma humana, chascó los dedos y de repente aparecí en la Tierra, justo en el lugar donde me debía encontrar con Athan. Este mundo era muy diferente de como imaginaba, todo era extraño, costaba respirar a causa del humo, había demasiado ruido, todo eran enormes edificios, algunos de los cuales parecían no tener fin. Las personas iban siempre con prisas, no disfrutaban de la vida, se pasaban la mitad de ella estudiando, la otra trabajando, y para cuando podían vivir en paz eran demasiado viejos y ya no podían hacer disfrutar a penas. Realmente eso no me extrañó la vida de los ángeles, era similar o aún mas agobiante. Este mundo era un mundo que provocaba ansiedad, un mundo gris. Pero yo no estaba allí para disfrutar de ese mundo, tenía que encontrar a Athan. Me encontraba en un lugar oscuro, era como un callejón, se veía luz a un extremo de este, al otro, todo era oscuridad. Ese lugar causaba verdaderos escalofríos, pero me tendría que acostumbrar a ellos, ya que los Dagma aún eran peores.

Miré hacía el extremó del callejón en que había luz y vi una silueta dirigiéndose hacía mí paulatina y elegantemente. Era un tipo fornido, se podía ver a leguas. Cuando por fin tras la espera conseguí verle la cara, me quedé frustrada, era el chico que me había descrito Agamenón, estaba segura, ojos grises, cabellera negra y despeinada. Pero era hermoso, era muy hermoso, tan hermoso como Erik. No podía creerlo, nunca podría haber pensado que un Dagma podía ser bello. Su boca se trazaba perfectamente bajo su bonita nariz, y pedía a gritos un beso, tenía una barbilla perfecta, y su piel parecía suave como la seda. Era un monstruo y parecía una criatura celestial.

         - Tu debes de ser Paula.- Dijó sonriendo
Le miré friamente, pero frustrada.
         - Ahora somos compañeros, nos debemos ayudar los unos a los otros y para eso no deben haber malos royos. -Me sonrió.- Encantado, yo soy Athan.-Era amable, pero probablemente por conveniencia,.- Vamos a casa.
Mientras nos dirigíamos a "casa", una caseta algo alejada de aquel lugar, situada en un bosque de los alrededores de la ciudad, no articulamos ni una sola palabra.

Nos adentramos en el bosque, y ya pasado un buen rato encontramos la caseta. Era pequeñita y blanca, con grandes ventanales, dos balcones de madera de cerezo, y una pequeña terraza tambien construida con madera de cerezo. Frente a esta había un pequeño jardín con una gran fuente y junto a esta un bonito manzano, todo era verde parecía un sueño. Entramos en la casa y Athan me dijo que me quedara en la puerta un momento.
       - Ya has llegado, estaba preocupada.- Dijo, una dulce voz femenina acariciando mi oído suavemente. No pude remediarlo, su voz me hipnotizó, y me asomé para ver quien hablaba.
Él la estaba besando suavemente en los labios. Me dolió ver aquella imagen. Ella desvió su mirada, hasta posarla en mi.
        - Quien es esta?- Dijo fríamente mirándome de arriba a abajo. Y en aquel momento nuestras miradas se unieron. Nunca había visto alguien tan bello. Sentí algo extraño en mi interior. Su piel blanca como la luna, suave y brillante. Su pelo, larga cabellera negra cual carbón caía como una cascada sobre su espalda, y un largo mechón surgía acariciando su rostro y tapándole medio ojo. Sus ojos. grises, profundos, eran tan misteriosos, toda ella era un misterio. Una nariz perfecta, dejaba paso a su boca de labios rojos y carnosos que combinaban perfectamente con esas mejillas rosadas las cuales daban un toque alegre a su cara. Era de estatura media, y cada curva de su cuerpo empezaba y acababa en el lugar adecuado. Era perfecta, y también era una Dagma.
Ella apartó la mirada inmediatamente.

        - Es Alex, nuestra nueva compañera.- contestó Athan.
        - ¿Que?- Me miró con asco.- No me habías dicho nada.
        - No tengo porque que decírtelo todo.
        - No quiero, que este con nosotros, no me da buena espina.- Ella hablaba como si tuviese una conversación privada, como si no supiese que podía oír todo lo que decía, aunque si que lo sabía.
        - Pues tendrás que acostumbrarte.
        - Te arrepentirás de esto.-Contestó, me volvió a mirar repasandome completamente y se fue  orgullosa.
        - Perdónala.-Dijo Athan.- No le gusta mucho la gente nueva.
        - Se nota, pero la entiendo,a mi tampoco me gusta que me oculten cosas y menos si se trata de mi pareja.
   El empezó a reír como un loco. Le miré con despreció.
        - No es mi novia, es mi hermana.
        -Pero la has besado.
        - ¿Y que tiene de malo eso?
 Suspiré, la verdad es que no entendía por que pero me alivio saber que no tenían nada.
        - Da igual, enséñame la casa.- Dije.

jueves, 17 de marzo de 2011

El principio de una nueva era (cap 3)

Habían pasado 3 años de la tragedia, era mi 15 aniversario y no lo celebraría, pero sería un dia inolvidable para mi. Desde el día en que murió mi padre no había parado ni un instante, había entrenado tanto la lucha cuerpo a cuerpo, como el arco que ya lo dominaba como nadie. Erik, un chico dos años mayor que yo, era quien me entrenaba, recuerdo como lo conocí, fue el día de mi coronación, estaba esconndida bajo la mesa y vi como mataban a mi padre, el me tapo la boca antes de que chillara, si no  lo llega a hacer hoy estaríamos los dos muertos probablemente
.

 Debía ser la reina, pero era demasiado joven, así que mientras crecía mi tío se ocuparía del cargo.

Aquella mañana me la había tomado de descanso, pero no sería así. Yo dormía tranquilamente cuando...
      - Helena... Helena- dijo voz susurrante, mientras alguien me tambaleaba.
Tarde unos instantes en situarme y cuando me giré vi un chico de rostro bronceado y joven. En lo primero que me fijé para situarlo fue en sus ojos, verdes, tan profundos y sinceros que te trasladaban directamente a su corazón. Media melena de cabello de ángel, plateado, cubría su cabeza y un suave flequillo rozaba sus cejas. Sus labios eran finos pero carnosos, muy atractivos.
      - Helena.-Repitió.
Le sonreí.
      - Buenos días- Era Erik. Erik le alegraba el despertar a cualquiera.
      - Agamenón desea hablar contigo.- Esas palabras me acabaron de despejar. Agamenón era mi tío.
      - ¿Que quiere?- Pregunté mientras me frotaba los ojos.
      - No lo sé, pero dice que es importante.- Contesto acelerado.
Velozmente me levanté, y me puse la primera túnica que encontré, después volé rápidamente hasta la habitación presidencial.
      - Helena, por fin apareces, llevo esperándote una eternidad.
      - Lo siento tío ¿Que desea?
      - Bien es difícil de explicar, así que toma asiento.- Seguí sus instrucciones.- Llevas mucho tiempo entrenando para enfrentarte a los Dagma, y Erik me ha informado de que has mejorado mucho- asentí con la cabeza.- ¿Has oído hablar las cinco llaves?
      - Sí, claro.
      - Sabes que el día en que tu padre murió, siento los detalles, uno de los nuestros escondió tres de las llaves, y que posteriormente se suicidó.
      - Sí, señor. Erik me contó lo ocurrido.
      - Él dejo unas pistas para que las lográramos encontrar en el 3 mundo: la Tierra.. Debes encontrarlas y con ellas encontrar las llaves.- Que tontería pensé. Eso no era nada importante para que querría yo las llaves, y era demasiado facíl, lo conseguiría en un abrir y cerrar de ojos.- Pero no será tan fácil, los Dagma también las quieren y ya las están buscando, ademas el ángel fue mas previsor y las protegió con algunos trucos.-Mi expresión cambió completamente, los Dagma me hacían sentir repugnancia, me alegraba de que Anaya nunca hubiera podido ser feliz junto a Ekos, el se lo merecía, alguien capaz de crear una raza así no era apto para amar a una mujer.
 Ninguno de ellos, ningún Dagma tenía la capacidad de amar, ellos estaban hechos para destruir.
       - ¿Que debo hacer?
       - Ellos ya han descubierto mas que nosotros, tienen mas facilidades para todo y tienen mas capacidad de intuición. Esta clarísimo lo que debes hacer. Te infiltraras, harás ver que eres una Dagma, si será difícil, pero confío en tí, sabrás como hacerlo.
       - Pero lo notarán. No tengo alas negras, ni ojos rojos, ni esas ropas que llevan ellos. No tengo grabados por el cuerpo, ni grandes colmillos. I sobretodo no tengo el alma negra como ellos.
       - Tranquila, eso no debe preocuparte. Ellos están entre humanos, así que se comportarán como humanos, yo te camuflaré en un cuerpo humano.
       - ¿Y si  se transforman en algún momento?
       - También te podrás podrás adquirir forma Dagma, ya sabes que tu tío es el rey del camuflaje.- Sonrió.
       - No quiero, hacerlo- Dije. No podía convertirme en algo que odiaba, no me podía acercar a ellos y hacer ver que les apoyaba,. Porqué les odiaba, con todas mis fuerzas, y lo único que deseaba era su muerte.
       - Lo aras, se que deseas su extinción, pero les extraerás información, les aras trabajar por nosotros, y cuando ya no les necesitemos los mataras. Entendido.
       - Entendido.-Le sonreí.
       - Bien, debes encontrar a Athan, es el jefe del clan enviado. Macho, 19 años, alto, pelo negro como el azabache corto y despeinado, ojos grises, cuerpo atlético, musculado. Esa es su descripción humana. Encuentra un chico así y dile que eres Paula, ella es una nueva enviada para el clan, aún no la conocen, así que no tendrás ningún problema porqué no saben como es.  Cuando crean que eres ella, lo único que debes hacer es seguir sus instrucciones. Si en algún caso extremo debes transformarte en Dagma usa esto.- Alargó la mano y me dio un saquito.- Son polvos de transformación solo debes coger un pizca, metertelos en la boca y pensar en un Dagma, inmediatamente te transformarás, si quieres volver a ser humana debes beber agua.
 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Los Dagma (cap 2)

9 siglos atrás.

Ekos y Dopos, estaban muy unidos, eran grandes amigos. Dopos era el heredero al trono y Ekos un simple ángel, no llegaba ni a arcángel, pero esto no dificultaba su amistad, ya que juraron que nada se iba a interponer entre ellos, pero esto no seria así, un día apareció una dulce princesa llamada Anaya, quien estaba destinada a casarse con Dopos y ser la próxima reina de los Ultra-mundos. Al principio todo fue bien, Anaya saboreo por primera vez lo que era realmente la amistad con estos dos jóvenes, pero esta y Ekos se enamoraron. Dopos no lo podía permitir, Anaya era suya y no iba a consentir que amase a otro, pero cuando dos corazones están unidos es casi imposible separarlos y Ekos iba a luchar contra el viento y la marea por estar la "eternidad" junto a Anaya. Esto provoco que la amistad entre Dopos y Ekos se esfumara, para convertirse en odio, un sentimiento que jamás habían conocido los ángeles.

Diez días antes de la boda Ekos y Anaya se fugaron juntos, Dopos no lo soportaría mas así mando a su ejercito de arcángeles a buscarlos, cuando estos los detuvieron, los llevaron ante su futuro rey. Dopos encerró a Anaya hasta el día de la boda y desterró a Ekos al inframundo.


El día de la boda, Anaya se percató de que Ekos había sido desterrado al inframundo, su vida ya no tenía sentido y no pensaba casarse con  el ángel que le había destrozado la vida. Cuando subió al altar, miró a su futuro marido y dijo: Yo amo a Ekos, y inmediatamente después de haber pronunciado sus palabras cogió una larga espada forjada de un material especial y se corto las alas.Fue muriendo lentamente, sufriendo, pero realmente se sentía feliz por que hizo sentir por primera vez a Dopos inútil, él, que siempre lo conseguía todo cayo resignado ante el cuerpo de la que iba a ser su esposa, esperando a que esta perdiera la vida. Ekos lo supo tiempo después y esto le hizo perder el poco juicio que le quedaba, enloqueció completamente, ya no tenía razón de existencia, odiaba al que fue su mejor amigo, su alma muerió junto a su amada y ahora solo le quedaba el deseo de venganza. Sus alas se volvieron negras, sus ojos enrojecieron, una larga cola emergió del fin de su espalda. En su boca aparecieron unos grandes colmillos, de su cabeza salieron dos grandes cuernos rojos, y en su piel se tatuaron formas que expresaban todo el odio que se había guardado en el interior desde hacía tantos años. Su expresión se volvió dura y esta junto a todo el resto manifestaba una rabia inmensa, una rabia que lo convirtió en un Dagma, el primer Dagma de la historia.





lunes, 14 de marzo de 2011

Helena (Cap 1)

Hola mi nombre es Helena, y todavía recuerdo aquel día como si fuera ayer. Cumplía  12 años, y por fin llegaba el momento que tanto ansiaba, iba a recibir mi corona, la corona que me convertirá en princesa, la corona que me convertirá en arcángel.

     - Señorita Helena, ha llegado el momento, la esperan en la gran sala.- Dijo una vocecita tan aguda que casi se podía confundir con el canto de los jilgueros.
     - Si, Leonor, enseguida voy.- Le sonreí. Intentaba hacer que no estaba nerviosa, pero realmente tenía el corazón en un puño, mi estomago revuelto no cesaba de quejarse y mi pulso era cada vez peor.

Me levanté, me dirigí a la gran sala, la cual estaba situada es el piso de abajo. Cuando llegué observé mi alrededor, habían miles de personas esperando mi presencia, y en lo mas alto de la sala, tan majestuoso como siempre se alzaba mi padre, con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo en los ojos que no le había visto nunca.
Todas las miradas se posaron en mi, y un silencio, encantado, envolvió la sala. Jo empecé a caminar, sin pausa, pero sin prisa hacia mi padre. Cuando por fin llegué a su altura, este anunció:
      -Ángeles y seres de los 5 mundos, mi hija, la princesa Helena, vuestra futura reina.- Hizo una pausa, mientras me acariciaba dulcemente, mirandome de orgullo- Hoy me honra anunciar, que la jovencita, ya es una arcángel, un arcángel joven pero con gran futuro, y se que podrá cometer muchos errores, pero nunca nos decepcionara.- Me volvió a mirar, yo sonreí nerviosamente, la palabra nunca era una palabra impactante. El giro 130º y cogió una corona muy delicada, toda de plata, frágil, parecía un rosal enredado en si mismo, tenía pequeños diamantes en la parte superior delantera, era muy bonita. La poso sobre mi pelo castaño, casi dorado, me besó y me susurro- Estas preciosa.
En aquel momento hubo una explosión, todo oscureció y repentinamente, la sala se perdió en un mar de llamas. Eran los Dagma, ángeles caídos que no tenían sentimientos, solo ansiaban la muerte, querían los mundos para ellos, y por eso hacía siglos que estábamos en guerra. Todos los ángeles se lanzaron al contraataque, yo tenía miedo, mucho miedo me escondí bajo la mesa, y contemplé la batalla, vi morir a tantos  de los míos. Entonces pensé en mi padre. ¿Donde estaba? Lo busqué con  la mirada, y vi a un Dagma adulto arrancándole el corazón con sus largas uñas. Un grito se escapo de mi interior, pero una mano me tapo la boca, yo intenté correr hacía mi padre, pero me tenían cogida por los brazos, de mi corazón se escapo una lagrima, y junto a esa lagrima juré que me vengaría de los Dagma, aunque fuese lo ultimo que hiciese.

Blog Abierto

Bueno que hoy inauguro mi blog, en el cúal he decidido escribir una especie de "cuento",
aparte de muchas mas cosas.:):):):):):)
 Espero que os guste(K)(K)(K)
EPILOGO

Y un día sucede, abres los ojos y te das cuenta de que todo por lo que has luchado, todo lo que le ha dado sentido a tu vida, se desvanece, desaparecé junto a un suspiro, un te quiero, una lagrima de despedida. Y lo entiendes, comprendes que esa lagrima, ladrona de almas, esa lagrima que expresa un amor inimaginable, te ha matado, se ha llevado con ella tu corazón y te ha dejado sola, perdida en un oscuro laberinto del que ya jamás podrás salir. Sientes como caes a gran velocidad, y no te importa, no te importa nada, porque un ser sin alma solo es eso, una esencia perdida en la oscuridad, vagando sin constancia del tiempo, sin miedo, solo dolor, un dolor tan intenso que es incomparable, un dolor mil veces peor que la propia muerte, un dolor que solo puede causarlo la persona que robó tu corazón, la cual no volverá a rozar tus labios, la cual te han arrebatado en este mundo de traición.